Lic. Ricardo Mangano
La economía atraviesa un momento crítico a las puertas de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires.
La incertidumbre política, combinada con la presión sobre el tipo de cambio, pone a prueba la capacidad del Gobierno para mantener la estabilidad.
Un resultado adverso en los comicios podría desatar una mayor demanda de dólares, tensionando las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que ya se encuentran en terreno negativo.
En este contexto, el Ejecutivo está preparando un plan alternativo, no anunciado oficialmente, pero que se perfila como una maniobra pragmática para garantizar liquidez en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).
Este plan B se centra en la reducción de la Posición Global Neta de Moneda Extranjera (PGNME) de los bancos, una medida destinada a liberar dólares y contener la volatilidad en un mercado bajo presión.
La PGNME representa el balance neto de activos y pasivos en moneda extranjera que las entidades financieras pueden mantener, incluyendo operaciones al contado, a término y otros instrumentos ligados al tipo de cambio.
Recientemente, el BCRA reforzó los controles sobre esta posición con medidas como la Comunicación “A” 8311, que limitó la capacidad de los bancos para incrementar sus tenencias de divisas al cierre de cada mes y estableció un cumplimiento diario de la PGNME negativa a partir de diciembre de 2025.
Es importante recordar que Caputo traspaso la deuda del Banco Central al Tesoro Nacional. Es importante saber cómo nos afecta. El Banco Central está súper endeudado.
En la gestión de Massa el principal instrumento de endeudamiento del BCRA, eran las famosas LELIQS, que Milei las bautizó como la Bomba de las LELIQS (Letra de Liquidez del Banco Central).
A Medida que el sistema financiero se fue volviendo más volátil, la bomba de las LELIQS, que son instrumentos que se renovaban cada 21 días, pasó a convertirse en la bomba de los pases pasivos que son instrumentos de deuda que se renuevan de deuda diaria.
Esto hace que el sistema financiero sea mucho más volátil que antes.
Así la fragilidad del Banco Central, que Milei dijo que iba a denotarlo y no lo hizo, radica en que hay una enorme deuda en este tipo de instrumentos muy volátiles.
El banco Central para pagar la tasa de interés a cambio de estos instrumentos financieros como las LELIQS Y los pases pasivos, emite dinero.
En lo que va del gobierno de Javier Milei, la base monetaria se amplió un 84 %. Es decir, le están dando a la maquinita para pagar la deuda del Banco Central.
Una porción de esa deuda fue generada por gobiernos anteriores y otra parte fue incrementada por el gobierno actual. Hasta acá nada nuevo.
En julio de 2024 el Banco Central (Caputo) le traspasó, toda esa deuda al Tesoro. La diferencia es que el Tesoro no puede emitir dinero para pagar la tasa de interés que le promete a los bancos.
Ahora el Tesoro para pagar los intereses, tiene que sacar dinero de las cuentas públicas. Esto significa que el Gobierno de Javier Milei, va a profundizar más el ajuste fiscal para poder hacerle un gran negocio a los bancos.
El ajuste lo van a pagar las prestaciones sociales.
Las jubilaciones explican el 40 % del ajuste fiscal, por eso Milei vetó la movilidad jubilatoria que aprobó el Congreso.
Ahora bien, por otro lado, hay otro gran problema, cada vez hay menos ingresos en la recaudación tributaria, como consecuencia de la caída de la actividad económica.
En agosto la recaudación cayó un 2,4% real por menor actividad y baja de impuestos. Agosto estuvo marcado por una renovada volatilidad en los mercados cambiario y financiero, así como por señales de desaceleración en la demanda de bienes de consumo masivo y durables, especialmente en el sector automotor.
El IVA, que es el impuesto que pagamos los trabajadores cuando compramos cualquier producto en el supermercado, cayó en su recaudación en términos reales, un 19.5 %.
Esto habla por las claras de la caída del consumo.
La única recaudación que aumentó fue el impuesto país en un 279 % en términos reales.
Milei lo llevó del 7.5 % al 17.5 %.
Milei quitó el Impuesto País que lo terminan pagando las grandes empresas para sus transacciones internacionales y meterle otro impuesto más al trabajador asalariado, como lo es el impuesto a las ganancias.
Pero como si esto fuera poco, hay provincias que van a tener menos recaudación con este traspaso de la deuda del Banco Central al Tesoro.
Los pasivos remunerados pagan ingresos brutos en las provincias de Catamarca, Mendoza, Misiones, San Luis, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires.
Este impuesto se deja de pagar al convertirse esta deuda en Letras de Tesoro.
En definitiva, los Bancos tienen doble ganancia. Por un lado, le aumentan la tasa de interés y por otro van a tener exenciones impositivas para las transacciones en algunas provincias.
Como si esto fuera poco, las letras del Tesoro se pueden comercializar en el mercado secundario, lo que va a generar una ruleta especulativa que le va a dar mayor volatilidad al mercado financiero en Argentina.
En definitiva, la decisión de Caputo de pasar la deuda del Banco Central al Tesoro, es un negocio más de los Bancos a costa de más ajuste para la gente trabajadora.
Hoy Argentina está complicada para pagar los 9.600 millones de dólares que este año tiene con acreedores internacionales.
En 2025 serán 17.000 millones, en 2026 17.600 millones.
En 2027 la deuda casi se triplica en 21.500 millones de dólares, mucho más de los 9.600 millones de dólares que ya no podemos pagar.
Los vencimientos Hard Dólar de Milei en este primer mandato son 276.000 millones de dólares.
En los 2.5 años que le quedan de mandato tenemos deuda equivalente al 70 % del PBI de Argentina.
El Tesoro ya vendió más de u$s 650 millones para contener el precio de dólar a dos días de las elecciones bonaerenses, pero funcionarios del Banco Central intentaron relativizar el cambio de política económica y enfatizaron que no tienen apuro para acumular reservas, a pesar del compromiso asumido con el FMI.
La autorización del Fondo Monetario Internacional (FMI) para estas ventas, condicionada al uso de recursos del superávit fiscal, refleja la delicada relación entre el Gobierno y el organismo, que exige acumular reservas para cumplir con las metas del programa de u$s20.000 millones acordado en abril.
El impacto de las elecciones bonaerenses añade una capa adicional de complejidad.
Por muchísimo menos Macri terminó en un default con Alberto Fernández convalidando y sincerando ese default, restructurando la deuda con el FMI y la de los bonos soberanos que todavía no hemos empezado a pagar.
Conclusión: sino le pagamos un solo dólar al FMI y a los bonistas, ¿Quién va a refinanciar esta deuda? ¿Las fuerzas del cielo? No creo.
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